Comisiones Obreras de Cantabria | 18 abril 2024.

CCOO, cuando la resistencia obrera vence al miedo y conquista derechos

    ‘CCOO y el movimiento obrero’ es el título de la jornada sobre memoria histórica que se ha celebrado en el salón de actos del sindicato en Cantabria y que ha contado con las intervenciones de nombres clave en la historia de la organización, desde su surgimiento, su organización en la clandestinidad o su participación en el sindicato vertical hasta su papel en la Transición Democrática

    13/12/2019.
    Laura Lombilla y Carlos Sánchez, a los extremos, junto a los protagonistas de la jornada.De izda a dcha: Antonio Gutiérrez, Paco Acosta, Nati Camacho, Carlos Vallejo y Héctor Maravall

    Laura Lombilla y Carlos Sánchez, a los extremos, junto a los protagonistas de la jornada.De izda a dcha: Antonio Gutiérrez, Paco Acosta, Nati Camacho, Carlos Vallejo y Héctor Maravall

    Hay una frase recurrente que dice que la realidad supera en muchas ocasiones a la ficción. Cuando Antonio Gutiérrez, Francisco Acosta, Carlos Vallejo, Natividad Camacho y Héctor Maravall intervienen en una jornada sobre ‘CCOO y el movimiento obrero’, como la que se celebró este jueves en la sede del sindicato en Santander, quien les escucha bien pudiera pensar que su relato está extraído del guión de cualquier película. Sin embargo, la narración de estos cinco históricos de Comisiones Obreras es tan real como la vida misma.

    Son cinco de los nombres claves de la historia de este sindicato. Comparten generación y son testigos del nacimiento y de los primeros años de una organización sindical que ha basado su idiosincrasia en dos aspectos claves: negociación y movilización, talones de Aquiles de un movimiento obrero que nació en la clandestinidad y que comenzó a tomar cuerpo legal con la Transición.

    La historia de Comisiones Obreras es la historia de la resistencia de la clase trabajadora y una conquista de derechos laborales y sociales que se cuece a fuego lento, al ritmo de las circunstancias políticas de una época privada de libertad. Una lucha que nace ante la injusticia de un régimen dictatorial que sólo cuidaba a los grandes empresarios de la época, afines al Franquismo, “para que pudieran seguir disfrutando de sus privilegios a costa del esfuerzo y la casi esclavitud de los y las trabajadoras”.

    Así lo explicaba Francisco Acosta, exdirigente sindical de Andalucía y una de las personas condenadas a prisión en el Proceso 1001 durante su intervención ayer jueves en una jornada donde relató los primeros pasos del movimiento obrero en la clandestinidad, el surgimiento de CCOO y su participación en el sindicato vertical.

    Acosta enumeró los grandes momentos de la historia de un movimiento obrero que surgió en las zonas más industrializadas del país en aquel momento y que fue cogiendo fuerza a la par que se conseguían pequeños avances como la creación de la ley de convenios colectivos de 1958 o las primeras elecciones sindicales de 1963.

    “Fuimos conscientes de que acercándonos de forma asamblearia, autónoma, independiente y sobre todo democrática a los y las trabajadoras conseguíamos que nos escucharán y perdieran un poco el miedo. El movimiento obrero avanzaría si usábamos las leyes en temas laborales que iban surgiendo lo menos posible y por este motivo, por ejemplo, hacíamos las asambleas en la hora del bocadillo. Convencimos a muchos compañeros y compañeras de que nuestro movimiento sindical podía llegar lejos si se coordinaban unas empresas con otras y unas ciudades con otras”, comentaba Paco Acosta.

    Así comenzó la historia de unas comisiones obreras que con una mínima estructura organizativa y sin pedir ningún tipo de afiliación comenzaba a dar sus primeros pasos intentando esquivar las trabas de la dictadura, no siempre con éxito.

    Persecuciones y detenciones

    La peor etapa fue, para Acosta, cuando “nos empezaron a vincular con el Partido Comunista”. Ahí comenzaron las persecuciones, las detenciones, las sentencias de cárcel… “y todo por defender nuestras reivindicaciones, unas condiciones laborales dignas”, subrayaba. Una primera etapa que concluyó con la muerte de Franco, la legalización de los sindicatos en 1977 y la ansiada amnistía laboral para que todos los que habían sido despedidos pudieran volver a sus puestos de trabajo o salir de las cárceles.

    Un discurso sobre una primera etapa que completó Carlos Vallejo, dirigente sindical de SEAT Barcelona y del Metal y presidente de la Asociación Catalana de expresos políticos del Franquismo, que compartió con un salón de actos lleno su experiencia en la SEAT, “la mayor concentración obrera en un único espacio de la época”, con más de 25.000 trabajadores y trabajadoras.

    Vallejo recordó cómo los dirigentes de ese germen de movimiento obrero que comenzaba a surgir “politizó a la clase obrera a través de sus reivindicaciones más básicas e inmediatas. Nuestra premisa fue ganar espacios de libertad bajo el paraguas de la Dictadura y tener siempre muy claro que el sindicalismo es negociación y movilización”.

    El movimiento obrero en la Transición democrática

    Natividad Camacho, dirigente sindical desde la clandestinidad y ex secretaria general de la Federación del Textil de CCOO, habló sobre los años de la Transición y el “importante papel” que jugó CCOO, que “conectó las reivindicaciones obreras con la de los colegios profesionales”, “ensamblando generaciones y organizaciones y logrando que la gente viera que este sindicato era el representante de la izquierda social”.

    En pleno proceso de Transición, y con reformistas y rupturistas sin ponerse de acuerdo, se impuso la negociación pero Camacho recuerda dos años “muy complicados”, donde comienzan a proliferar los sindicatos y donde hay intereses partidistas y sindicales “para que CCOO no tuviéramos peso en las negociaciones”.

    “Nuestra pelea tiene que ser continua, sostenida y tenaz porque siempre, antes y ahora, va a haber quién intente impedir que avancemos, quién atropelle nuestros derechos laborales”, concluyó Natividad Camacho.

    El abogado laboralista Héctor Maravall centró su intervención en el papel que los despachos laboralistas jugaron en la consolidación del sindicato. Maravall recordó que España era un país de pequeñas y medianas empresas donde era muy difícil llegar y donde la presencia de sindicalistas era escasa. “Era vital dar pasitos para tener presencia en esas empresas y para eso era necesario generar confianza, reivindicar las cosas más elementales y ganar juicios”, aseguró.

    De este modo, la formación y la preparación de estos abogados fue esencial para que el movimiento fuera creciendo y ganando afines. “Fuimos hábiles porque al tiempo que resolvíamos esos pequeños problemas laborales fuimos introduciendo ciertas dosis de politización que nos permitieron dar un salto cualitativo”, señaló Maravall, quien tiene como fechas claves de la formación de CCOO las elecciones sindicales de 1975 y la consiguiente negociación colectiva que comenzó a fraguarse a través del sindicato vertical donde CCOO participaba.

    Una labor más allá de las empresas y la negociación colectiva

    Antonio Gutiérrez, quien fuera secretario general de CCOO entre 1986 y el año 2000, fue el encargado de clausurar la jornada repasando las idas y venidas de los pactos de La Moncloa de 1977, que han condicionado las reformas laborales que se han puesto en marcha en España. “Aunque nos dijeron lo contrario, se puede demostrar que la inflación se debe más a los márgenes comerciales que a un componente salarial. Sin embargo, nos han hecho creer que la mejora de la competitividad va unida a la bajada de salarios”, criticó Gutiérrez.

    Para quien fuera secretario general durante 14 años, “el sindicato tiene atribuida una forma de actuar distinta a los partidos pero no podemos aceptar ni dejar pasar cuestiones como los desahucios, la pobreza energética o la irrupción de la extrema derecha porque la defensa de los y las trabajadoras no se agota en la empresa y en la negociación colectiva. Debemos ser un sindicato de proximidad, cercano a los problemas reales de la clase trabajadora”.

    “Las CCOO no fueron creadas por un partido político o por un padre fundador sino nacieron de forma espontánea por grupos de trabajadores que, sin embargo no improvisaban y que tenían muy claro que por encima de todo estaba la pluralidad ideológica”, concluyó Gutiérrez.